Se trata del “Cyberplasm”, y es un hibrido
construido con fibras musculares y microelectrónica de avanzada, que
podría moverse por el interior del cuerpo, recogiendo datos y estudiando
en detalle cualquier anomalía que pudiera encontrar.
Es un diminuto autómata con forma de lamprea (animal alargado y
resbaladizo que se desplaza como si fuera una víbora, sobre el agua).
Podría convertirse en un centinela sin descanso del ser humano, recogiendo datos y detectando enfermedades,
sin ningún tipo de riesgo. Sus músculos son fabricados con tejido vivo y
se alimentarían, de forma autónoma, transformando la glucosa y el
oxigeno, al igual que lo realizan las células.
En el diseño del prototipo que están llevando a cabo, el
sistema electrónico de este pequeño robot es muy sencillo, planteando la
posibilidad de ser conectado a las células vivas que confeccionan sus
distintos músculos y los sensores sintéticos que captan los estímulos químicos y lumínicos del entorno.
Todo estaría controlado por un cerebro electrónico que ordenaría los
distintos movimientos ondulatorios del dispositivo. Esta idea de
disponer de microrobots para usarlos en la medicina, supone un avance
muy importante, ya que hasta ahora los prototipos que se vienen
utilizando utilizan baterías y no son totalmente autónomos.
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